
“¡Fue el Estado!”
La marcha del Movimiento del 68, al grito de #2OctubreNoSeOlvida, cumple 50 años exigiendo verdad, justicia, reparación y memoria, hermanando las demandas de estudiantes alrededor de la república. Entre los logros del movimiento estudiantil, se destacan las demandas con enfoque estructural que salían de las típicamente relacionadas con las aulas. Este antecedente lo vemos hoy en las peticiones estudiantiles que trascienden lo meramente académico para colocar el foco en los grandes dolores de la sociedad: acoso, violencia, corrupción, impunidad, feminicidio, desaparición forzada, brechas de desigualdad.
Si algo transmite la marcha del 2 de octubre de forma clara, es el fracaso de la represión orquestada por el Estado. Las y los jóvenes transformaron el miedo en rabia y la desesperación en perseverancia, una perseverancia que podrá durar 50 años más si es necesario para rescatar la memoria y la dignidad. A 50 años, la memoria y el recuerdo se hacen demandas encarnadas y se retoman como símbolos de protesta. Este año, recuperamos la marcha del silencio que unió pasado y presente, ante contextos diferentes, pero con dolores compartidos.
Fotografía | Daniel Lobato | @ojo_criminal
El 2 de octubre no se olvida, y miles de personas en diversas partes del país se preparan año con año para recordarle al Estado ese crimen cometido hace cinco décadas. Los 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa lo tenían claro y sus gritos estaban listos para acompañar la marcha del 2014. Ellos buscaban recursos que les permitieran asistir a la marcha de ese año, cuando el 26 de septiembre fueron atacados, violentados y desaparecidos por elementos de las policías municipales, estatal, federal y del ejército mexicano, todas en contubernio con el crimen organizado.
Los derechos a la libertad de expresión y a la protesta social se vieron nuevamente violentados por la fuerza del Estado que buscaba acallar la memoria de aquella masacre en Tlatelolco; sin embargo, de nuevo se encendieron los fuegos de la protesta, y una nueva exigencia se sumaría bajo la consigna de “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”; a lo que el Estado respondió tratando de imponer “la verdad histórica”. Este crimen de Estado generó una nueva conciencia en la sociedad en torno a la desaparición forzada en México, por lo que las y los manifestantes alzan la voz no sólo por los 43 estudiantes desaparecidos, sino por las más de 37 mil personas que se encuentran desaparecidas en nuestros país, haciendo suyos los reclamos, el dolor y las exigencias de verdad, justicia y no repetición.
Después de 4 años de la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa y 50 años de la masacre de Tlatelolco, hay quienes siguen protestando y manteniendo viva la memoria; mientras que el Estado apuesta por el olvido, situación que se ve reflejada en diversas entidades del país donde cada vez son menos las personas que ejercen su derecho a la protesta social y suman un reclamo dirigido a una sociedad indiferente, bajo las consignas de “No nos mires, únete” y “Pueblo, escucha, también esta es tu lucha”.
Otra de las articulaciones que se han dado recientemente con estos movimientos sociales, la conforma el grupo de Damnificados Unidos CDMX, un movimiento de personas afectadas directa o indirectamente por el sismo del pasado 19 de septiembre de 2017 y, más concretamente, por las omisiones y abusos de diversas autoridades de la Ciudad de México. Sus exigencias giran sobre todo en torno a la reconstrucción de viviendas dignas, sin redensificación. Aunque el sismo afectó a diversos municipios de Morelos, Puebla y a la Ciudad de México, es en la capital donde quedó evidenciado que el actuar de las autoridades responsables fue poco coordinado, insuficiente e incluso violatorio de los derechos humanos; y de la misma manera se ha actuado tras un año de ocurrido el siniestro. Ante esta situación, personas damnificadas de las diferentes zonas afectadas se han organizado como un actor social que exige que se respeten, garanticen y reparen sus derechos violentados.
fotografía | @queso.rayones
Hace 50 años no había pudor en sobrepasar los límites del uso legítimo de la fuerza en plena ciudad capital, contra sectores de clase media que accedían a la educación superior. Hace sólo 4 años, la violencia se imponía nuevamente con el cinismo de no importar que las nuevas tecnologías recogieran evidencia en forma de videos, mensajes y grabaciones a favor de estudiantes de la normal rural del estado de Guerrero que debieron haberse graduado este año. Y el año pasado, las omisiones y abusos de las autoridades violaron el derecho a la información, a la seguridad jurídica, a la integridad y seguridad personales, a la vivienda y al acceso a la justicia, entre otros.
En un país donde reina la impunidad y la injusticia, y el principal señalado es el Estado, se vuelve imperante mantener viva la memoria y levantar la voz por todas aquellas voces que han sido silenciadas y/o ignoradas. No podemos permitir que hechos semejantes vuelvan a suceder.
gráfica | GRAPA Grafica Rebelde Autonoma Popular y Autogestiva fotografía | @queso.rayones

